domingo, 24 de abril de 2011

martes, 5 de abril de 2011

Domingo...

Una semana había transcurrido desde que esa familia destrozada dio su último adiós a su hijo menor. 
Y volví a verla a ella, con una mirada perdida en el abismo. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me quedé como paralizada. Mi mente soltaba palabras de ánimo que mi boca se negaba a pronunciar. Y así pasó, tan sólo pude mirarla y pronunciar tímidamente un saludo. Ojalá habláramos con los ojos.